18 diciembre 2013

La fiesta de Jesús - Griselda Fulfaro

Hoy, tras un día sumamente complicado, sintiéndomé bastante mal por el calor reinante en buenos aires y ya dos días sin energía eléctrica, me senté donde pude para meditar un rato...me costó llegar a mi silencio, pero me envolvió lentamente una luz interior y una calma fresca que me fue ganando en cuerpo y alma.  Al rato, se nubló el cielo, se largó a llover y volvió la energía electrica.   Encendí mi compu y me encontré con estas palabras que les comparto.

Digo y repito con fe, con ganas, con fuerza Maranhata!!!!
 
 
Buen adviento.

Griselda, Buenos Aires (un horno)😓

“Dará a luz a un hijo, y le pondrás por nombre Jesús” 

El nombre de Jesús es nombre divino, anunciado á María de parte de Dios por el arcángel san Gabriel; y por esto dijo san Pablo, que era nombre sobre todo nombre, en el que solamente se halla la salvación. Este nombre es comparado por el Espíritu Santo al aceite, por la razón, dice san Bernardo, de que así como el aceite es luz y comida, y también medicina; así el nombre de Jesús es luz para el entendimiento, alimento para el corazón y medicina para el alma.

Es luz para el entendimiento, pues con este nombre se convirtió el mundo, sacándole de las tinieblas de la idolatría a la luz de la fe. Nosotros que hemos nacido en estas regiones, donde antes de la venida de Jesucristo, todos nuestros antepasados eran gentiles, seríamos aun tales, si no hubiese venido el Mesías a iluminarlos. ¡Cuánto, pues, debemos agradecer a Jesucristo el don de la fe!...

Es también el nombre de Jesús alimento que nutre nuestros corazones; porque él nos recuerda lo que Jesús ha hecho por salvarnos. De aquí es que nos consuela este nombre en las tribulaciones , nos da fuerza para andar por el camino de la salvación, nos anima en las desconfianzas, nos enciende para amar, recordando lo que ha padecido nuestro Redentor por salvarnos.

Este nombre, finalmente, es medicina para el alma, haciéndola fuerte contra las tentaciones de nuestros enemigos. Tiembla el infierno, y huye al invocar este santo nombre, según aquello que dice el Apóstol: “Al nombre de Jesús se doblará toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los infiernos” (Fl. 2,10). El que es tentado y llama a Jesús, no cae, y quien siempre le invocare no caerá y se salvará (Sal. 17,4).


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