Para mí la libertad de los hijos de Dios es la que se experimenta cuando tú te has podido despojar del falso yo (ego). La oración contemplativa permite tu sanación de raíz ya que el Terapeuta Divino es el que va quitándote las cáscaras que cubren a tu verdadero Yo y no te dejan ser libre. La oración contemplativa de silencio y quietud es el momento en que le permites a El que obre en tí líbremente. Por eso en ese momento no le pedimos nada (lo haremos en otro momento con la oración de intercesión). Te irás dando cuenta día a día en tu vida cotidiana cómo tú estás mejorando, te vuelves más tolerante, más paciente, más fuerte para soportar los embates diarios y te preguntas ¿qué me ha hecho cambiar? o los demás te ven diferente y te dicen "Qué cambiada/o estás". La libertad de los hijos de Dios se experimenta cuando tú te identificas con Cristo en tu corazón, es decir con el AMOR.


Susana Topasso

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