23 mayo 2012

Verdad y Libertad - Eduardo

Me encanta la verdad; me parece tan bella...tan segura, tan real. Ha sido una de las búsquedas clarísimas en mi vida; quizá la respuesta que hubiera balbuceado al Señor si me hubiese preguntado como a sus primeros discípulos: "¿ qué buscáis?".

Le hubiese dicho la verdad Señor: esa verdad total, pura, integral, dominadora de toda dimensión y nivel; aquella que sana todas las preguntas, que promueve sólo gozo...LA VERDAD por fin.

Creo que la vocación que con prudencia logro reconocer en mí, tiene que ver con esa búsqueda y con esa lucha consecuente.

La segunda señal que percibo es otra pasión: la libertad. Un sentido interior, profundo, lanzado al viento...porque el Espíritu sopla, de lo que significa ser libre; una vez más -a nivel integral-.
La libertad de ser uno mismo, ... e intuir que en el fondo no es algo malo. Todo lo contrario: libertad para el encuentro.

En la conjunción de la búsqueda de Verdad y de la asunción esperanzada de Libertad, encontré el ser; y claro como no podía ser de otra manera: el SER. En esta línea también se evidencian los esbozos de mi vocación: la pasión por ser...la certeza de que una persona es sólo con DIOS, sólo en AMOR.

Y justamente el regalo inserto o inherente a esto que se podría llamar vocación era Dios mismo, el Señor: tan Verdadero,  tan Libre, tan Amor, tanto Amor.

Pues me dí cuenta de todo esto porque Lo encontré, Lo encontré en lo real, no en la imaginación, ni en el deseo, ni en la especulación intelectual...Porque fui/soy feliz, en el centro en el núcleo interior, y a pesar de todo problema. Porque me dí cuenta también de la inautenticidad que galopaba alrededor y dentro mío, y por el sufrimiento unútil y sin sentido que se arremolina alrededor de las personas.

Me gusta tanto tener algo que decir a los hermanos, algo que realmente creo y soy, algo que puedo transmitirles y darlo/dándome. Inclusive voy adquiriendo otro nombre/título: pasP. "Es decir persona al servicio de la Persona".
Por un lado significa el proceso permanente de ser cada vez más uno mismo, más profundo, más denso en espíritu. Y por otro de pornerme al servicio de la Persona por excelencia: ¡Jesucristo!

Un abrazo a todos desde Quito Ecuador, en la Mitad del Mundo.


Eduardo



Publicado por:
www.permanecerensuamor.com

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