25 diciembre 2011

Paralelismos - Lucía Gayón



Navidad, el evento que cambió la historia de la humanidad; la celebración de lo sencillo.  Es una jovencita de un pequeño pueblo quien se convierte en la madre de Jesús; es José un carpintero trabajador a quien se le aparece el angel Gabriel para tranquilizarlo al saber que su prometida estaba esperando un bebé.  Es en pueblito, donde no hay muchos hoteles, donde, en un establo nace el Niño.  Es un pesebre lo que sirve para su camita. 

Así es la oración en nuestra vida.  Toda oración se da en el contexto de lo sencillo; no se requieren catedrales, vestimentas especiales, formalismos.  La oración del corazón ocurre en el pesebre interior.  La oración, la meditación cristiana, va más allá de las instituciones; no pide requisitos, estudios, títulos, empresas, membresías, cursos.

Se da en el silencio de nuestro corazón - se atrapa cuando sentimos y escuchamos el llamado interior - que muchas veces no sabemos definir claramente - sino que surge como una necesidad, una intuición o un saber que hay algo más - y lo que creemos que estamos buscando, ya nos atrapó! 

Se practica todos los días - el mantra, nuestra palabra sagrada es la respuesta a:  "Señor, yo no soy digna de que vengas a mi, pero una Palabra tuya bastará para salvar mi alma". 

Salvar mi alma - una Palabra tuya - yo la repito - repito "Maranatha" (Ven Señor) - y ese constante repetir El salva mi alma, pues es una Palabra suya o más bien es la invocación a la Palabra hecha Niño.   Viene, ya está, es en mi.

Suavecito te lo digo:  Soy tuya....






Publicado para:


No hay comentarios: